La piscina por razones de higiene, de estética, de ecología y
económicas debe ser cuidada durante todo el año. Pensar que no hay que
hacer nada después del verano hasta la temporada siguiente puede ser una
solución cómoda pero demasiado cara y peligrosa. Dejar sin atención el
agua de la piscina puede ser razón de putrefacción de la misma,
con el consiguiente crecimiento de insectos (principalmente
mosquitos), producción de malos olores, ensuciamiento de paredes del
vaso así como conducciones, filtro y motor. Y por último, es una medida de
falta de solidariedad con un bien escaso. La piscina
por las condiciones meteorológicas se verá afectada
significativamente. Por esta razón es conveniente que en cada periodo
estacional tengamos en cuenta aquellas condiciones que nos pueden
afectar, perjudicando el estado perfecto del agua de nuestra piscina.
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